miércoles, 5 de agosto de 2009


"Quiero amor. Que me quieran, que me lancen contra una pared y me besen hasta que yo pida tregua, pero que después me acaricien el pelo con amor, sexo sin amor o cariño nunca quise ni lo quiero, no estoy tan desesperada como para pedir caridad"

En el fondo me conocéis muy poco, en esto más bien nada. Qué sabréis vosotros sobre la pasión. Yo sí y como lo sé, reservo las fuerzas para cuando encuentre a alguien que merezca la pena. Si pensáis que mi máxima aspiración en una cama es lanzar cuatro estúpidos gritos durante media hora es que no sabéis nada de mí ni del sexo. Lo de la pared es el comienzo: la pasión requiere sangre, sudor y hasta lágrimas. Gritos, jadeos que te salen del alma escondida en un lugar tan profundo que al llegar a la boca suenan a lamentos.

Es una batalla permanente. Es pasear la punta de la lengua por otro cuerpo con una fuerza y una suavidad que provocan el suspiro; es desear que te den la boca y te la quiten y suplicar que te la vuelvan a dar; es querer que te aten las manos y otras manos te acaricien con lentitud hasta que grites pidiendo que te calmen con un beso y otro más y otro más profundo; es mirar los ojos de quien provoca esos sentimientos y notar una descarga que recorre tu espalda y llega a la boca desde la nuca, y te llena la boca de saliva y los labios se hacen grandes y lo único que calma todo eso es la mano, la boca, el otro cuerpo.

Es ver un caramelo y desear ponerlo entre los labios y comerlo boca a boca, y querer meterlo en cada oquedad del cuerpo junto con tu lengua y sentir que tu alma está más cerca del cielo que nunca. Eso es la pasión. Pero sin el deseo de quedarse dormido junto a quien te hace sentir todo eso, de dormir cada noche, de despertar cada día con esa mano enganchada en tu cintura y de que esa boca te bese mañana, sin eso, sin ese deseo que es el auténtico, el de verdad, no hay pasión, solo carne contra carne y ansia fácil, solo respuestas a estímulos mecánicos perfectamente orquestados en el cuerpo.
Así que no tenéis ni idea de lo que es la pasión, no la tenéis ninguno de vosotros.


Susana Pérez Alonso

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