Qué podemos hacer si las ganas se apagan. Me he forzado a creer que la suerte está echada y que no hay vuelta atrás. La apatía y la sed se me van de las manos, el verano al caer y yo sigo temblando. Y no me daba cuenta de que otra vez la misma estampa y otra vez las caras largas. Ya está bien de tanto drama. Nunca dejo de agobiarme con lo que tengo delante y no disfruto del instante. La desgana es un tren que me lleva al vacío, que me ciega a entender que hay millones de opciones que puedo elegir. Y he elegido que ya ese no fuera el destino y salté del vagón a fugarme conmigo. Carmen Boza.
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