viernes, 18 de mayo de 2012

En la cabeza de Irena el alcohol desempeña un doble papel: libera su fantasía, alienta su audacia, la vuelve sensual, y, al tiempo, vela su memoria. Salvajemente, lascivamente, hace el amor mientras la cortina del olvido envuelve sus lubricidades en una noche que lo borra todo. Como un poeta que escribiera su mayor poema con una tinta que, al acto desapareciera. La ignorancia, Milán Kundera.

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