jueves, 30 de julio de 2009
jueves, 16 de julio de 2009
Si Peter Pan volviera a buscarme una noche azul...
Uno de los finales más tristes de toda la literatura universal es el final de Peter Pan. El tiempo ha pasado y Wendy es toda una mujer, tiene una hija hermosa, tan hermosa como lo era ella cuando se escapaba con Peter Pan de la mano. Wendy acaba de acostar a su niña, la habitación está a oscuras, de repente se abren las ventanas de par en par, contra el cielo estrellado se recorta la figura de Peter Pan: “Wendy, vine a por ti, es el tiempo de la limpieza de la primavera, tienes que cuidar de mí y de los niños perdidos”, pero Wendy le confiesa que se ha olvidado de volar, no malgastes en mí el polvo de las alas de las hadas, le dice. Peter Pan que aun es un niño no entiende nada. Wendy le dice: “Encenderé la luz para que comprendas”. Y por primera vez en su vida que nosotros sepamos, Peter Pan tiene miedo, y sólo acierta a decir: “no enciendas la luz…”
Y es que encender la luz supone enfrentarse a la jodida certeza de que hemos crecido.
Alguien entró de golpe en la habitación y encendió la luz y nos dimos cuenta de que casi no quedan niños, de que negamos el derecho a la infancia a los que la merecen. Si Peter Pan viniera a buscarnos no deis la luz, no vaya a descubrir que le hemos traicionado y hemos crecido demasiado.
Ismael Serrano
martes, 7 de julio de 2009
Hacia la medianoche, Pietro Crespi se despidió con un discursito sentimental y prometió volver muy pronto. Rebeca lo acompañó hasta la puerta, y luego de haber cerrado la casa y apagado las lámparas, se fue a su cuarto a llorar. Fue un llanto inconsolable que se prolongó por varios días, y cuya causa no conoció ni siquiera Amaranta. No era extraño su hermetismo. Aunque parecía expansiva y cordial, tenía un carácter solitario y un corazón impenetrable.
Cien años de soledad, GGM
sábado, 4 de julio de 2009
jueves, 2 de julio de 2009
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